#145. La Importancia de Tener un 'Ego Sano'. 10 Reglas para Escribir Bien, según David Ogilvy. ¿El Truco? Que no Sea Trabajo para ti
"Los psicólogos sugieren que existe una fuerte relación entre el ego y la competitividad. Todos los grandes profesionales a los que he entrenado tenían ego para regalar." - Bill Walsh
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1. La Importancia de Tener un ‘Ego Sano’
“Rara vez se menciona en los estudios sobre startups lo solitario que puede ser lanzar un producto verdaderamente revolucionario: sin competencia y con un mercado que no parece entender lo que estás haciendo.
Puedes intentar refugiarte en el eco de tu propio equipo, pero tarde o temprano tienes que salir y enfrentarte a inversores, analistas y clientes potenciales. Y cuando todos ellos son escépticos, incluso despectivos, se vuelve cada vez más difícil mantener la confianza absoluta que necesitas para seguir adelante.
Por eso muchos grandes emprendedores son arrogantes y obsesivos hasta el punto de la megalomanía. Tienen que serlo para convertir esa visión tan solitaria en una realidad.”
- Michael S. Malone (The Intel Trinity)
Yvon Chouinard, fundador de Patagonia, decía que si quieres entender a un emprendedor, tienes que estudiar los rasgos de un joven delincuente. Porque con sus fechorías, ese joven delincuente le está diciendo al mundo “Este sistema es una basura. Voy a hacer las cosas a mi manera”.
Para prueba un botón: aquí tienes a la PayPal Mafia: Peter Thiel, Max Levchin, Reid Hoffman, Ken Howery, Luke Nosek y Elon Musk. Los 6 piraos que acabaron configurando una de las estirpes más importantes de Silicon Valley.
Digo piraos, porque es bien sabido que 4 de los 6 experimentaron con explosivos en el instituto (aparentemente Thiel no fue uno de ellos).
Parece que Chouinard iba por buen camino.
Sin reglas
“Las únicas reglas que importan son las leyes de la física. Todas las demás son meras recomendaciones.”
- Elon Musk
Aunque hay excepciones, los emprendedores de raza pueden ser un poco piezas. Funcionan con reglas que no siempre comulgan con los manuales de liderazgo.
Lo cuenta muy bien Brian Halligan, cofundador de HubSpot:
“Un día me uní a una sesión de apoyo con un grupo de CEOs. Cuando vi los números — todos compartimos nuestras cifras —, los dos CEOs fundadores excéntricos la estaban rompiendo, y los ocho sacados del molde tradicional estaban fracasando.
Pensé: ‘Basta de intentar ser el CEO prototípico. Voy a ser exactamente quien soy, y vamos a hacer que todos los demás se adapten a eso’.
Dos CEOs increíbles son Jensen Huang en Nvidia y Elon Musk en SpaceX, y ambos ignoraron por completo casi todo lo que se enseña en la ‘escuela de CEOs’, las lecciones para CEOs y las ‘mejores prácticas’. Y eso me parece fascinante.
Yo también soy excéntrico. No me importa serlo; voy a apoyarme en mi excentricidad y ser yo mismo. Y he sido así desde entonces, y no creo que exista un perfil definido de lo que debe ser un CEO.”
Todo esto me recuerda a algo que me has oido decir aquí muchas veces: la realidad es ampliamente negociable.
Cuando alguien piensa que la realidad no es una foto fija, sino que se puede cambiar, y ese alguien le aplica una buena dosis de locura arrogancia… muchas veces los resultados son inevitables.
¿Los elegidos? Se eligen a sí mismos
Era una húmeda noche en Detroit, año 1899.
Un joven ingeniero estaba sentado en su mesa mirando el boceto de un motor de gasolina.
De día, Henry Ford trabajaba con devoción para la compañía Edison. Cuando se ponía el sol, Ford se sumergía en una máquina que el mundo consideraba un juguete.
Esa noche, Ford estaba ante una gran encrucijada. Según cuenta él mismo en su autobiografía:
“Edison me ofreció la superintendencia general de la empresa, pero con una condición: que abandonase mi motor de gasolina y me dedicara a algo útil. Esas fueron sus palabras. Tuve que elegir entre mi trabajo y mi automóvil.
Elegí mi automóvil.”
Ese 15 de agosto de 1899 Ford renunció a una carrera cómoda. Fue un cálculo anclado en la arrogancia: la certeza de que el automóvil triunfaría y de que él tenía que estar en esa pomada. Convicción pura.
Esa decisión, la de apostar por uno mismo, acabaría por definir el siglo XX para el mundo entero.
La conclusión es sencilla: sin ego no hay emprendedor
La arrogancia de Ford no era fanfarronería, sino una herramienta funcional. La expresión de un orgullo y una seguridad en sí mismo dirigida a resolver un problema difícil.
Estamos hablando de ego. Pero de un ego sano, no de egotismo.
La diferencia, según Bill Walsh, es muy importante:
“No dejes que nadie te diga que tener un gran ego es algo malo. Tiger Woods, Bill Gates, Warren Buffett y Cal Ripken Jr. tienen mucho ego, y también lo tiene cualquier persona que esté decidida a llevar su talento tan lejos como sea posible.
Esto es lo que significa tener un gran ego: orgullo, confianza en uno mismo, autoestima, seguridad. El ego es un motor poderoso y productivo. De hecho, sin un ego sano tienes un gran problema.
El egotismo es algo completamente distinto. Es un ego inflado como un globo aerostático: una arrogancia que surge de la percepción que uno tiene de su propia habilidad, poder o posición. Te vuelves cada vez más engreído, centrado en ti mismo y egoísta, igual que ese globo que se llena de aire caliente hasta convertirse en una entidad enorme, torpe, vulnerable y fácil de destruir.”
Para mí, la lección es clara
Independientemente de si van a ser o no emprendedores, hay que enseñar a nuestros hijos a querer lograr cosas grandes (lo que eso signifique para cada uno), y a permitirse pensar que con esfuerzo, determinación, y tomando riesgos, pueden conseguirlas.
Pero no para la foto. Nunca para la pose.
Tienen que intentarlo por el placer de ser útil. Por la responsabilidad que tenemos ante el mundo de resolver problemas difíciles. Y, por qué no, por la satisfacción que supone vivir de verdad, y no de oídas. Por el orgullo de luchar por ser dueño de tu destino.
2. 10 Reglas para Escribir Bien, según David Ogilvy
Lee el libro de Roman-Raphaelson sobre escritura (Writing That Works). Léelo 3 veces.
Escribe como hablas. De forma natural.
Usa palabras cortas, frases cortas y párrafos cortos.
Nunca uses jerga como reconceptualizar, desmasificación, actitudinalmente o juiciosamente. Son el sello distintivo de un pretencioso.
Nunca escribas más de 2 páginas sobre un mismo tema.
Verifica tus citas.
Nunca envíes una carta o un memo el mismo día que lo escribes. Léelo en voz alta a la mañana siguiente y luego edítalo.
Si es algo importante, pide a un colega que lo revise antes de enviarlo.
Antes de enviar tu carta o memo, asegúrate de que esté absolutamente claro lo que quieres que haga el destinatario.
Si lo que quieres es que alguien haga algo con urgencia, no escribas. Ve y dile en persona lo que quieres.
3. ¿El Truco? Que no Sea Trabajo para ti
“Trabajo todos los días. No pasa un solo día sin que trabaje. Y si no estoy trabajando, estoy pensando en trabajar. Trabajar, para mí, es una forma de relajarme.”
- Jensen Huang (Fundador y CEO de Nvidia)
“Siempre estoy ‘trabajando’. A los demás les parece trabajo, pero para mí es pura diversión. Por eso sé que nadie puede competir conmigo en esto.”
- Warren Buffett
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