#135. "Vende Barato y Di la Verdad" - La Empresaria de Raza a la que Buffett tuvo que Comprar 2 Veces
"Prefiero luchar contra un oso antes que competir con ella." - Warren Buffett
¡Hola!
Soy Rafa Sarandeses y esto es No Solo Suerte: un cocktail para ayudarte a hacer flexiones con el coco y ser cada día mejor en lo tuyo.
¿Te gusta lo que lees? Te pido un favor: dale al like y compártelo con familia y amigos para que otros lo descubran.
Gracias a los 322 nuevos suscriptores que os habéis unido en la última semana. Somos ya 15.608 los que queremos ser cada día mejores en lo nuestro.
"Vende Barato y Di la Verdad" — La Empresaria de Raza a la que Buffett tuvo que Comprar 2 Veces
Eres una niña nacida en la Rusia de 1893.
Mientras otros niños van a la escuela, tú trabajas en la tienda de tu madre desde los 6 años. Tu padre es un rabino que "solo reza mientras que mi madre tiene que sostenernos".
Vives en una cabaña de 2 estancias que compartes con 7 hermanos, durmiendo en esteras de paja. Nunca llegarás a pisar un aula, pero aprendes algo valioso: hacer negocios es la forma de sobrevivir.
A los 13 años tomas la decisión más audaz de tu vida. Caminas descalza casi 30 kilómetros hasta un tren, te cuelas como polizonte y viajas 300 millas hasta la frontera ucraniana.
Una vez allí, vas de tienda en tienda buscando trabajo. "Eres solo una niña", te dice el dueño de una tienda. "No soy una mendiga", le respondes. Con solo 4 centavos en el bolsillo, pides dormir esa noche en la propia tienda: "Mañana mismo me pongo a trabajar", le dices al dueño. Al día siguiente estás fregando el suelo antes de que salga el sol.
A los 16 años ya eres la gerente. Eres una fuerza de la naturaleza: analfabeta pero genial con los números. Sin educación formal pero con un instinto empresarial felino.
Te casas. El banquete de boda consiste en 3 kilos de arroz y 3 kilos de galletas, que trae tu madre. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, tu marido emigra a Estados Unidos sin ti — no hay dinero para dos billetes. Durante 3 años trabajas en una tienda, ahorrando cada céntimo hasta reunir el dinero para poder ir con él.
Finalmente ahorras lo suficiente. En 1917, te presentas en la frontera de Rusia con China sin pasaporte. Ingenio puro, le sueltas a al guardia fronterizo: "Le digo que voy a comprar cuero para el Ejército. Cuando regrese, le traeré una botella grande de vodka.”
“Supongo que todavía está allí esperando su vodka" — recuerdas, riéndote décadas después.
Llegas a América con $66 en tu bolso. Tu hija mayor te enseña inglés cada noche después de la escuela, palabra por palabra, hasta que aprendes el idioma que te abrirá las puertas al sueño americano
Tienes 43 años cuando tu mundo se tambalea. En plena Depresión tu esposo llega a casa diciendo: "Nos moriremos de hambre. Nadie entra en la tienda. ¿Qué vamos a hacer?" Ya tienes 4 hijos entre 10 y 19 años. Tu esposo "vendía ropa al mismo precio al que la compraba. El pobre no entendía cómo ganar dinero".
Pero tú sí sabes qué hacer.
Le dices: "Vendamos con un margen del 10% sobre el coste. Yo iré a tu tienda para ayudarte". Es el momento en que nace tu filosofía de vida, décadas antes de que Sam Walton (Walmart) la convirtiera en imperio: volúmenes altos, márgenes bajos y honestidad total.
En 1937, con 500 dólares prestados de tu hermano, abres Nebraska Furniture Mart en un sótano de 30 metros cuadrados. El mismo día que abres, otra tienda de muebles inaugura su tienda en la ciudad. Recuerdas que lo hacen "Con orquesta y estrellas de Hollywood. Yo solo tenía un anuncio clasificado de tres líneas porque era pobre".
A pesar de todo, ese día ya facturas más que ellos.
Tu principio empresarial es tan simple como contundente: "Vender barato y decir la verdad". Tu foco en la ejecución es despiadada. Trabajas 14 horas al día, 7 días a la semana. Hasta los muebles de tu casa tienen etiquetas con el precio. Si invitas a alguien a cenar, y por casualidad se queda mirando algo de cerca, le recuerdas que "eso también está en venta".
Tu competencia se vuelve loca. Te demandan por prácticas comerciales desleales porque vendes alfombras a $3.95 cuando ellos las venden a $7.95.
Tres abogados de su lado, y tú sola del otro lado — apenas sabiendo hablar inglés. No puedes permitirte un abogado, así que vas directamente al juez y le dices: “Señor Juez, vendo todo 10% sobre el coste. ¿Qué tiene de malo? ¿No puedo darle a mis clientes una buena oferta?"
El juez desestima el caso. Al día siguiente, te compra alfombras por valor de 1.400 dólares. Otra demostración de tu aforismo favorito: “Los problemas son oportunidades vestidas con un mono azul”.
Un día viajas a Chicago para comprar muebles al por mayor. Cuando te rechazan prometes venganza: "Algún día vendrán ustedes a mi tienda a venderme a mí, y los echaré de la misma manera que me echaron a mí".
Los años pasan y tu venganza sabe dulce: "Los sobreviví a todos". Tienes anuncios de liquidación de tus competidores enmarcados en las paredes de tu oficina, como trofeos de guerra.
En los años 60 aparece en tu vida un tal Warren Buffett. Te ofrece 7 millones de dólares por el negocio. Lo llamas tacaño y rechazas su oferta.
Veinte años más tarde, a tus 89 años, Warren insiste:
“¿Cuánto?”, te pregunta Buffett.
“60 millones”, le dices.
Le estrechas la mano. Es, con mucho, la mayor adquisición de Warren hasta entonces. Firmas un acuerdo de una sola página redactado por él.
Unos días después, Buffett te entrega un cheque por el 90%, de tu compañía. Lo doblas sin siquiera mirarlo y, para dar por concluida la transacción, le dices: “Señor Buffett, vamos a pasar a la competencia por una trituradora de carne”
Tu filosofía de vida se resume en las respuestas que das a un periódico local, en una entrevista de 1977:
"¿Qué me gusta hacer un domingo por la tarde? Visitar a mis clientes en mi tienda. ¿Y en una tarde agradable? Conducir por la ciudad para revisar la competencia y planear mi próximo ataque".
Cinco años después de venderle a Buffett, a tus 94 años, te peleas con tus nietos. Decides renunciar a tu propio negocio y abres una nueva tienda justo al lado de Nebraska Furniture Mart.
Buffett, enamorado confeso de tu filosofía, se ve obligado a comprarte por segunda vez, esta vez por 5 millones. Le dices: "Es probable que sea la primera vez que una mujer de mi edad inicia un negocio, pero me siento capaz de hacerlo".
Esta vez, entre risas, Buffett te obliga a firmar un acuerdo de no competencia. Te conviertes en la única empresaria a la que ha tenido que comprar 2 veces en 93 años.
Eres Rose Blumkin (también llamada Miss B.), una de las personas favoritas para Buffett en el mundo entero:
“Éramos socios. Y en muchos sentidos, ella era la socia principal. Los aspirantes a gestores de negocios deberían fijarse bien en los atributos sencillos pero poco comunes que produjeron el increíble éxito de Miss B.
Si ella llevara un puesto de palomitas, yo querría ser su socio. Es inteligente, una competidora feroz y una trabajadora incansable. Prefiero luchar contra un oso antes que competir con ella.
Cada año me visitan estudiantes de 40 universidades, y siempre insisto en que empiecen su día con una visita a Nebraska Furniture Mart. Si absorben alguna de las lecciones de Miss B, no necesitarán ninguna de mi parte.”
- Warren Buffett
Si te ha gustado lo que lees, no olvides darle un like y compartirlo con otros como tú que quieran ser mejores cada día en lo suyo. ¡Gracias!
Increible la historia. Gracias!
No conocía la historia, me ha encantado, gracias Rafa!